miércoles, 14 de octubre de 2009

QUIEN SOY?


Es un poco difícil decir quien soy, porque no lo se hasta ahora...hmm, soy ¿ cómo decirlo? Ah si ya se, un gran pedazo de carne, hueso, y sentimientos prestados y un gran cerebro que pensándolo bien ese si es mío. Si te sirve te puedo decir quien fui.




Hace ya casi 32 años, fui la unión entre un espermatozoide y un óvulo, un cuajo de sangre, un embrión, un feto y un bebe, de hecho una beba. Se que debí decir que ¡¡¡ Una linda beba!! Pero, a decir verdad yo nací sin uñas, sin pelo con la piel forrándome los huesos, como dijo alguna vez alguien – Igualita a un viejito disecado- Como pueden imaginar no era nada bonita. Pero... ¿ que bebe es bonito cuando nace? Ninguno, todos tienen los ojos hinchados, ponen cara de sapo y salen ensangrentados, berriando a pulmón abierto, y para rematar medio morados o medio azules, todo dependiendo del oxigeno.. Solo los papás nos ven bonitos.



Yo nací en Bogotá, mucho antes de lo que el doctor había previsto. Joder, mi mamá se mojo los calzones con la placenta en noviembre del 76. Para esa época, hubo paro de hospitales por eso no era raro ver ( así me contaba mi abuela) a los médicos con pancartas, las enfermeras tomando tinto y mi pobre mamá pujando para que la china no se le saliera en plena calle.



Mi papá no pudo estar con mi mamá, el se la pasaba viajando auque me traía muchos juguetes ( ojo los malpensados, él no era narcotraficante) mi papá era políglota, si al menos yo hubiese aprendido bien el ingles y el frances pero no me quejo mi francenglish aguanta y si no las señas con angustia las entiende cualquiera.



Nací un lindo miércoles a las 2:00 AM de un 3 de noviembre del 1976 soy de signo escorpión y dragón en el horóscopo chino. No tengo hermanos, por lo tanto no tendré que comprar cianuro ya que para mi será toda la herencia.



Los primeros cinco años de mi vida los viví en la costa, entre Santa Marta y Barranquilla. Me divertían los paseos a la orilla del mar, con mi balde y pala, caminando sin sandalias por aquella arena casi blanca de la mano de mi abuela y disfrutando un delicioso raspao a la orilla de la playa. En ese mismo sitio conocí a mi primer perro “ Chocolate” (ya el pobre murió de viejo).



En Santa Marta vivíamos con mi abuela en una casa donde tenía mis propias largatijas y hormigas. Además de animales había frutas: el tamarindo, ciruelo, naranjas, cerezos y otros árboles como el matarráton. Era una casa grande con un patio inmenso, con árboles frondosos y los viernes cuando los pelaos salían de colegio se reunían en mi casa, jugábamos boliche, comíamos tamarindo y cuando caía la tarde en el patio sentados en el piso, mi abuela con su mecedora se ubicaba en el centro y nos contaba cuentos de indios, aparecidos y monstruos y mucho antes de las nueve todos se recogían en sus casas porque las ranger patrullaban negras si eran baldeblanques y blancas si eran Cárdenas.



En santa Marta conocí a mi primer amor, ya no recuerdo ni su nombre, yo tenía cinco y el tenia doce ( desde esa época me viene la tara por los hombres mayores). Pero recuerdo un poco su fisonomía trigueño ( es decir casi blanco, porque ahora los que se dicen trigueños son negros lavados), cabello negro y semiondulado, ojos oscuros de labios delgados como sapo pero no importaba, en esa época no se conoce de besos, era flaco, enjuto, usaba gafas y a mi encantaba se veía tan inteligente con su ajedrez bajo el brazo.



Barranquilla me gustaba en carnavales. Allí vivían mis tíos en un amplio apartamento de largos pasillos en donde curiosamente aprendí a caminar y patinar en diferentes momentos de mi existencia, valga la aclaración. Adoraba ir a la “ checa” porque desde pequeña me daban sino era refajo era cerveza (hmm... Fue un milagro que no me volviera alcohólica) también me gustaban las copas de helado de fresa y aun más estar con mi abuela, mis padres y tíos.



Ya para los seis años regrese a mi ciudad natal Bogotá a chupar frío. Mi mamá me vestía con overoles de Jean con muñequitos, una cola a cada lado y un saco o una chaqueta bien abrigada. La gente vestía raro las gafas parecían vidrios de busetas, en las orejas en vez de aretes llevaban peroles y las mujeres andaban disfrazadas uniformemente.



Acostumbrada a estar con niños y niñas, el calor, la espontaneidad, la alegría y ese ambiente fiestero que las ciudades de tierra caliente poseen, debo decir que fue terrible los primeros meses en el colegio. Las monjas son inmamables, psicorígidas, estrictas y feas, la mayoría viejas de esas que no se han dado cuenta que están capando tumba. Hablan bajito y rezan mucho y sin oficio, te regañan por todo y si no atiendes, o preguntas mucho o haces mal las planas o simplemente le caes gorda te agarran a reglasos o te adornan las rodillas con frijolada cruda hasta que ellas crean que la piel a cedido. Del colegio calasanz también tengo buenos recuerdos entre ellos mi profe yamile, el semáforo para ir al baño, la madre Rosita quien me enseño a leer y escribir y mi primera amiga de nombre Sofía.



Con la pre-adolescencia cambié de colegio dos veces del calasanz pase al Marite, no me pregunten que significa siempre me pareció un nombre estúpido, como quien se le ocurre fundar un colegio de la noche a la mañana y colocarle el primer nombre que se le viene a la mente. Allí conocí a mi segundo amor, claro, no tan casto como el primero sólo una que otra cogidita de manos, compartiendo lonchera, haciendo mapas juntos. No me lo están preguntando pero se llama Walter Valenzuela, tenia el cabello negro y ondulado, era blanco de ojos grandes y verdes y pestañas tupidas y crespas, tenia una nariz preciosa, de la boca recuerdo que tenia dientes de ratón descalcificado es decir cuadraditos y chiquitos, era super inteligente y lindo, lo único que se lo tiraba era que era bajito... no hacíamos buena pareja, me sentía como cargando un llavero. De aquí, pase al colegio cafam ¿ Por qué? Mi papá estaba cansado de las monjas, y sea como fuere la rectora del marite había sido monja, entonces ya en cafam no dure mucho escasos dos años, porque me volví marimacho, jugaba fútbol, maquinitas, quería aprender a jugar billar ( la verdad no he aprendido, los que se ofrecen a enseñarme terminan mal porque ya sea con las bolas o con el taco acostumbro a dejarlos tíos) y empecé a aprender palabrotas, de esas que si las dicen es obligación lavarte la boca.



Las mujeres en mi casa siempre han sido a la antigua es decir delicadas, femeninas y dadivosas, de esas de ir a la peluquería una vez a la semana, tener las uñas pulcras y perfume en la cama. De hecho aun mi madre es así, aunque gracias a dios ha ido cambiando. Por ella estudie en la enseñanza, donde las niñas cruzan la pierna, se ponen hombreras y le aplican talco al chaleco para que huela rico. Siempre a la salida del colegio se llenaban los baños que si los polvos, que si el brillo, que el cepillo, que jajajaja, jijiji, ¿será que me mira? ¿ Huelo rico?, ¿ Tengo celulitis? ¿ mis medidas son 90-60-90? ¿ conseguí boletas para el concierto? Hmmm... muchos días me hice la enferma para no ir al colegio, me deprimía tanto, teniendo compañeras con lobotomía, las jornadas eran extensas lo único que me salvaban del tedio era Fabián y Omar los profes de música y religión.



Un año después me fui interna a Funza, castigo merecido por tirarme el año. Mis padres creían que cogería escarmiento, pero realmente y sin contar mi vida en la costa, fueron unos maravillosos momentos, de hecho pienso que uno de los mejores de mi vida, así estuviera con una mano de viejas todos los días. Allí conocí a Andrea mi mejor amiga durante catorce años ( después se volvió farisea y termine la amistad, una vaina que me emberraca es la falta de lealtad). Allí en el Colegio Rosario capé clase, jugué cartas, dormimos a sor E.t ( sor ete era una monja igualita al extraterrestre et, por eso la apodamos así) con pastillas de dormir y todo el dormitorio se escabullo para ir a un Prom del colegio salesiano. Estuve suspendida 3 semanas, me quedo la conducta en cuatro por algunas maldades hechas por falta de oficio, aburrimiento y claustrofobia. También tuve mi primer novio nos llaman la pareja diez el era el uno ( por lo flaco) y yo el cero ( por lo gordita) su nombre es Javier. Tenía unas cejas bien peludas, blanco, cabello negro y semiondulado, los dientes parecían de yuca, era alto, desgarbado y sagitario, trate de engordarlo durante un año y no lo logre y llegue a la conclusión que si no lo podía engordar entonces mejor le terminaba. no me llaman la atención los hombres demasiado flacos.



Luego de la hora Gaviria me mame de madrugar, el ir y venir de Funza era todo un tedio entonces para décimo a mi mamá se le ocurrió la brillante idea de cambiarme de colegio pase al rosario Santo Domingo, no dure ni cuatro meses. Si me llegue a quejar de las niñas de la enseñanza por lo tontas y plásticas estas se verían como amebas y las neuronas las tenían nuevas ( huy me salió en verso). Era insufrible una clase sobre todo cuando te entra la duda si es que son muy inteligentes o demasiado brutas o que la del problema eres tu por no entender ¿ será que si me subo la falda y muestro piernas el profe me pondrá diez? Lo llegue a meditar, pero no me gustan las cosas fáciles, de hecho me aburren hasta el tedio. Aguante lo que más pude un día decidí no volver y no volví. Estudie por mi cuenta, claro química, trigonometría, física y calculo tuve un tutor en casa ese viejo dictaba las clases como sargentón, además tenia unos bigotes larguísimos, me imagino que la esposa sabía que había comido por fuera con solo besarle la boca. Recuerdo que decía que la universidad nacional era la mejor y que las otras eran simples colegios de monjas.



Dure un año preparándome para validar y pase, no saque cuatrocientos en esa época pero no me fue tan mal. Tuve un largo semestre de depresión, las hormonas no ayudaban, tenían tantas carreras en la mente diseño de interiores, psicología, veterinaria y literatura. Como diseñadora no me veía, la psicología me apasionaba pero dudo mucho que además de garabito haya más asesinos seriales, la veterinaria hmmm amo a los perros y no me disgustan los gatos es decir cualquier animal que sea cachetón, peludo con orejas y rabo me gusta, pero la veterinaria comienza con animales pequeños de esos con los cuales grito con sólo verlos. La literatura de todas las anteriores sonaba más, no por el hecho de ser literata, sino por el de escritora. Desde que recuerdo he escrito, porquerías como todos, pero por algo se empieza, la novela rosa, la radionovela, el guión, los poemas, el cuento y ahora estoy escribiendo novela.



Me pico el bicho de la literatura muy chiquita, supongo que habrá sido ese día en casa de Tere Bieco cuando le espiche el rabo a una avispa, no lo se. Lo único seguro es que desde ahí escribí, escribí y seguí escribiendo y así lo hice durante todo un año mientras tomaba algunas materias cursos libres en mi universidad aquella en donde las canecas no dicen aseo sino o sea y en donde las revueltas no funcionan porque en vez de piedras lanzamos sparkies.



La transición a ser adultos es terrible, no te hayas y menos cuando eres hija única y todos están pendientes de lo que haces o no, hasta que te aburres y los mandas a la mierda y te vas con el primer pantihinchado con el que llevas seis meses de noviazgo. Eso hice yo. Me mame de mi casa, de tener la ropa lavada y planchada, del hotel mamá, de las tarjetas de crédito y los doscientos mil pesos de mesada, me aburrí del carro, de los viajes al exterior, me mame de la comida lista, de fijarme de la hora de llegada, de las reglas, las llamadas de atención, el te lo dije, no lo hagas, es por tu bien, me tienes que respetar, si vives en esta casa acataras las normas, en fin... me canse de ser una inútil. Por primera vez quería tener callos en las manos, las uñas roídas, sentir el hambre, probar que podía hacer cosas por mi misma y lo hice. Comí mierda, aguante hambre, aprendí a cocinar antes de envenenarme, prendí botones, cosí medias, dicte clases de salsa, merengue y vallenato, tendí mi cama 1460 veces en cuatro años, me bañe con agua fría y cante el himno nacional con todas sus estrofas mientras lo hacía. se puede decir que me hice mujer. Trabajaba, estudiaba y atendía un hogar, tenía mis ideas muy claras, no quería hijos, ni casarme, ni volver a casa... simplemente seguir adelante y seguí pero descubrí que si no hay que echarle a la olla el amor se muere, la rutina mata, la diferencia de edades avejenta y la desesperación te brinda tres opciones: llorar, asesinarlo a sangre fría o volver a casa. yo escogí la última, es más practica.



Las experiencias de la vida te hacen crecer o te matan, pienso que la dosis justa es un poco de las dos. Crecer y morir o morir creciendo. La madurez te enseña a no conformarte con un buen hombre o una buena mujer, de hombres y mujeres buenos está poblado el mundo ¿ y cómo esta el mundo? De culo pal estanco, como decía el chivo( el chivo es un compañero de la universidad que le encantaba comer papel y además tenia barba de chivo). Si quieres un hombre o una mujer, desea algo más que sea bueno, bueno es un perro acostado, o un anciano en un féretro, de hecho bueno puede ser un pan duro, con moho si lo acompañas con un vaso con agua y tienes hambre. Si lo deseas, esta bien que sea bueno pero con toda sus connotaciones esas que te ponen a sudar las palmas, pasar babas, echarte agua, ponerte roja y en las noches cuando nadie oye tener sueños sofocados entre sábanas.



Cinco años en la Javeriana, fueron pocos. De hecho fueron más de cinco, fueron siete. Cinco de materias y dos de crisis existencial de esas en las que ves todo negro, triste y sin marcha atrás y tienes la opción de beber hasta la cirrosis, llorar, cortarte las venas o para más practicidad volarte los sesos, aunque analizando no es muy práctico se ensucia mucho el establecimiento ( que vaina).



Es duro cuando no te hayas y no sabes quien eres, ni porque estas acá, de hecho nadie te preguntó si querías venir al mundo. Es difícil cuando todo en lo que crees se resquebraja a tu paso y dejas de creer y comienzas a pensar que Dios no existe y que si tu no haces las cosas por ti mismo nadie más las hará. Vez a tu alrededor y no vez nada, todo te duele, te hiede, te provoca una gran nausea, el mundo es un mayúsculo vomito humano a la espera que lo desechen. En esos momentos escribes y en los otros también, cuando estas feliz, cuando estas enamorada, cuando estás que te caes de la perra, aunque después no entiendas ni jota lo que escribiste, cuando cagas y te llevas tus diario al baño, cuando te dejó aquel idiota, cuando besaste a otro imbécil, cuando te graduaste y para la comida. Siempre escribes.



Cuando te pasa la depresión y ya no te quieres ir de ñatas contra el mundo sigues sin saber quien eres. Porque es difícil saber ¿ quien soy yo? No por que no lo sepa, de hecho lo se, se como soy yo, pero no es suficiente, porque como creo que soy yo, no lo soy para los demás. Lo que creo que soy, no soy, porque otros creen que soy lo que yo pienso que no soy. Entonces los otros no saben quien soy, porque lo que ellos creen saber no soy y según ellos yo no soy lo que soy, porque como soy no soy, entonces si no soy lo que soy ¿como saben los otros lo que soy?



Físicamente no existo aunque ustedes estén viendo el bojote. Por ejemplo mis cejas son de mi abuela al igual que el color de la piel y el temperamento ( radical, extremo blanco o negro, las aguas tibias las dejo para los mariquitas), mi nariz de mi tía Inés, la boca, los pies y las manos de enano de mi mamá, la altura de mi papá. Del ombligo para abajo soy costeña, del ombligo para arriba santandereana. Físicamente no soy nadie.



Sentimentalmente hmmm.... soy muy boba, chillo por todo, sensible, humana hasta el defecto. Pienso y pienso mucho, aun cuando duermo y sueño también cosas locas y otras que harías sonrojar hasta las mejillas de un muerto. Soy normal, un poco chiflis, como todos. No tomo prozac de hecho ya no tomo nada, soy más sana que una zanahoria de huerta, más fresca que una lechuga, más dulce que un roscón, más tierna que un peluche, ¿quien soy? Ni el chapulín colorado, ni super Mario Bross, ni superman, soy Adriana, una persona como todas, con altos y bajos, criticona, sincerota hasta la desfachatez, colérica, fantasmagórica, que gusta de los perros, de mente abierta igual cada quien puede hacer con su cuerpo una pandereta. ¿ quien soy yo? Ni idea, cuando lo averigüe les cuento., pero si me presionan un poquito les puedo adelantar algo soy muy dulce y casi perfecta, soy creativa soy.... hmmm como les diría imagínense un orgasmo dentro de una chocolatina. ¡¡¡ única!!

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